<p>La guerra comercial que está impulsando <strong>Donald Trump</strong> está provocando un seísmo en todo el mundo. Las conversaciones entre los líderes mundiales están condicionadas por los pasos y decisiones que toma el presidente de <strong>EEUU</strong>. La última, su reciente anuncio de <a href=»https://www.elmundo.es/economia/2025/07/12/68725861e85ece6e058b45ac.html»>imponer aranceles del 30% a productos europeos a partir del 1 de agosto.</a><strong> Pedro Sánchez</strong> protagoniza esta semana una gira por Latinoamérica, visitando <strong>Chile</strong>, <strong>Uruguay </strong>y <strong>Paraguay</strong>. La parada en estos dos últimos países tiene un marcado acento económico, abrir nuevas oportunidades a las empresas españolas, estrechar lazos económicas y dar un impulso al acuerdo UE-Mercosur, que no está ratificado y que cuenta con la oposición firme de países como Francia.</p>
El presidente del Gobierno, desde Uruguay, considera que la ratificación de este tratado es la «mejor manera de protegernos ante el creciente conflicto comercial»
La guerra comercial que está impulsando Donald Trump está provocando un seísmo en todo el mundo. Las conversaciones entre los líderes mundiales están condicionadas por los pasos y decisiones que toma el presidente de EEUU. La última, su reciente anuncio de imponer aranceles del 30% a productos europeos a partir del 1 de agosto. Pedro Sánchez protagoniza esta semana una gira por Latinoamérica, visitando Chile, Uruguay y Paraguay. La parada en estos dos últimos países tiene un marcado acento económico, abrir nuevas oportunidades a las empresas españolas, estrechar lazos económicas y dar un impulso al acuerdo UE-Mercosur, que no está ratificado y que cuenta con la oposición firme de países como Francia.
En Uruguay hay más de un centenar de empresas españolas. A Sánchez le ha acompañado una delegación empresarial con responsables de 17 compañías, entre ellas Sacyr, Renfe, Atrevia, Acciona, BBVA, Banco Santander, Elecnor o Mapfre. En un encuentro económico en Montevideo, y mostrando sintonía con el presidente uruguayo, Yamandú Orsi, el jefe del Ejecutivo español ha urgido a ratificar este tratado comercial como medida de protección y defensa ante la guerra comercial de Trump.
«Este acuerdo es la mejor respuesta al actual contexto de incertidumbre internacional, y la mejor manera de protegernos ante el creciente conflicto comercial», ha expuesto Sánchez. «Es una medida perjudicial para todos: nadie gana en las guerras comerciales. Todos perdemos: las empresas, para los trabajadores y para los consumidores, a ambos lados del Atlántico».
El acuerdo UE-Mercosur -al que pertenecen Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay– supone la eliminación gradual de los aranceles de más del 90% de los productos intercambiados entre ambas regiones. La mayoría de los productos se liberalizaría en un plazo de hasta diez años. De entrar en vigor, el acuerdo crearía un área de libre comercio de más de 770 millones de personas, que representa un cuarto del PIB mundial. La UE tendría así acuerdos comerciales con todos los países de América Latina excepto Bolivia, Cuba y Venezuela.
El mensaje que ha traído hasta el otro lado del oceáno Sánchez ha sido el de que es el momento de que Europa se alíe con aquelas regiones del mundo que «comparten nuestros valores y nuestra visión: países amigos, prósperos y confiables». Y Uruguay lo es respecto a Europa y especialmente de España.
«No son tiempos fáciles para el comercio. Y, sin embargo, es precisamente en estos momentos cuando debemos redoblar nuestro compromiso. Para lograrlo, necesitamos mercados abiertos, reglas claras y predecibles, y, sobre todo, mecanismos multilaterales eficaces que nos permitan resolver las legítimas diferencias con diálogo y cooperación». Un pensamiento que resume la filosofía de Sánchez en estas giras, que además de asentar la relación bilateral, siempre tienen un trasfondo importante de inversiones y de allanar posiciones en cuestiones más trascendentales.
En esta guerra comercial, desde el primero momento España ha recordado que la política comercial está en manos de Bruselas. Pero ha advertido que si bien la posición es alcanzar un acuerdo, la UE está preparada para ir al cuerpo a cuerpo. «Lo que queremos es alcanzar una solución negociada. Pero también estamos preparados para responder con proporcionalidad y firmeza si no se alcanza un acuerdo, movilizando todos los instrumentos de los que disponemos».
Recordando que la UE es, a día de hoy, el mayor bloque comercial del mundo, «debemos hacer valer esa fortaleza para defender nuestros intereses y lograr un acuerdo justo».
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