<p>La <strong>Ley de Amnistía</strong> se publicó en el <strong>BOE </strong>el 11 de junio de 2024. Desde entonces, una de las cuestiones que persigue a <strong>Pedro Sánchez</strong> es cuándo se va a reunir con <strong>Carles Puigdemont</strong>. El presidente del Gobierno lleva tiempo expresando su disposición a que esa foto se produzca, pero no termina de concretar. No pone fecha o fija un calendario aproximado. Ni siquiera en estos momentos, cuando el prófugo de la Justicia reúne el próximo lunes en Perpiñán a su núcleo duro para decidir si rompe con el Gobierno y somete su decisión al refrendo de la militancia con una consulta.</p>
Los indepedentistas se reúnen el lunes para decidir si rompen y quieren avalar su decisión preguntando a sus bases
La Ley de Amnistía se publicó en el BOE el 11 de junio de 2024. Desde entonces, una de las cuestiones que persigue a Pedro Sánchez es cuándo se va a reunir con Carles Puigdemont. El presidente del Gobierno lleva tiempo expresando su disposición a que esa foto se produzca, pero no termina de concretar. No pone fecha o fija un calendario aproximado. Ni siquiera en estos momentos, cuando el prófugo de la Justicia reúne el próximo lunes en Perpiñán a su núcleo duro para decidir si rompe con el Gobierno y somete su decisión al refrendo de la militancia con una consulta.
«¿Para qué hemos aprobado una Ley de Amnistía? Para normalizar la situación con los actores políticos», se ha preguntado y respondido Sánchez en una comparecencia ante los medios en Bruselas tras participar en el Consejo Europeo. «Esas reuniones se producirán cuanto toquen». Habla de citas, en plural, pero no ha concretado ni a quiénes se refiere ni fechas posibles. La primera vez que se mostró dispuesto a ese encuentro fue hace dos años, cuando así lo trasladó en una conversación informal con los periodistas. Pasado el tiempo, la intención no se materializa.
Para negociar y desencallar el acuerdo de investidura con la formación independentista, el presidente del Gobierno envió a negociar y a fotografiarse con Puigdemont a Santos Cerdán, ahora en prisión, y entonces lugarteniente suyo en el partido.
El quid de la cuestión, lo que ha llevado a Junts a plantearse, otra vez, si pone fin a su apoyo al Gobierno son lo que consideran incumplimientos de lo pactado. A saber, que no se ha consumado la amnistía política y judicial; que no se ha consumado el traspaso de las competencias en materia de inmigración; o que el catalán sigue sin ser lengua oficial en Europa.
«Lo que está en manos del Gobierno, estamos cumpliendo. Lo que está en manos de otros, estamos trabajando para que se cumpla», ha sido el mensaje este jueves desde Bruselas con el que Sánchez, molesto con la reiteración de las preguntas sobre si se reunirá con Puigdemont («pero cuántas veces me habéis preguntado, que os queréis llevar ese titular») trata de calmar las aguas con su socio. En la mano de Sánchez está decidir si se reúne o no con Puigdemont.
Aunque en el Ejecutivo tratan de restar importancia al último órdago de Junts, las palabras de Miriam Nogueras, portavoz parlamentaria y vicepresidenta, que emplazó en el Congreso a «hablar de la hora del cambio», han puesto en guardia a los miembros del Consejo de Ministros.
Los envites de Junts instalan un marco en el que predomina esa sensación de incertidumbre, de inestabilidad. Pero no es sólo la formación del prófugo de la Justicia la que lanza la piedra del qué pasará. Aitor Esteban, presidente del PNV, uno de los socios más estables del PSOE, trasladó este jueves su análisis de la situación: ve «muy difícil» que la legislatura finalice en 2027 sin Presupuestos -ni se han presentado ni hay una mayoría para sacarlos- y no descartó nada», como que las elecciones sean el próximo año. Una tesis que choca con el mensaje de estabilidad que intentan trasladar los socialistas. Podemos, por su parte, considera que el propósito de La Moncloa de presentar las cuentas, a sabiendas
La Moncloa se arremanga para combatir esa percepción y tratar de ofrecer un escenario distinto: que llevan siete años gobernando en minoría y con dificultades gracias al «acuerdo» y el «diálogo» y que así pretenden seguir dos años más.
«Tranquilidad» es la palabra más pronunciada en las últimas horas en el seno del Ejecutivo. Restar importancia a un momento que se antoja importante en el devenir de la legislatura. Dan por descartado que Junts una sus votos al PP y Vox para hacer una moción de censura. Lo argumentan en que mientras el partido de Santiago Abascal esté en la ecuación, los independentistas no estarán, y que una alianza PP-Vox es la que más rechazo genera en Cataluña. Fuentes del Gobierno sí lamentan que Junts haya entrado en el «marco» del PP, que ha aprovechado la ocasión para hacer guiños a los independentistas.
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