<p>A partir de este lunes, el fiscal general del Estado se sentará en el banquillo del Tribunal Supremo acusado de un delito de revelación de secretos. Se juzgará durante las próximas dos semanas la filtración de datos confidenciales del novio de la presidenta de la Comunidad de Madrid,<strong> Isabel Díaz Ayuso</strong>. Desde que se produjera dicha filtración en marzo de 2024, EL MUNDO ha venido desvelando los detalles de cómo sucedió.</p>
Álvaro García Ortiz se sienta, a partir de hoy, en el banquillo de los acusados en el marco de un caso sobre el que este periódico ha venido publicando todos los detalles durante el último año y medio
A partir de este lunes, el fiscal general del Estado se sentará en el banquillo del Tribunal Supremo acusado de un delito de revelación de secretos. Se juzgará durante las próximas dos semanas la filtración de datos confidenciales del novio de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. Desde que se produjera dicha filtración en marzo de 2024, EL MUNDO ha venido desvelando los detalles de cómo sucedió.
Tras conocerse que la Fiscalía había denunciado al novio de Ayuso por fraude fiscal, EL MUNDO publicó: «La Fiscalía ofrece a la pareja de Ayuso un pacto para que admita dos delitos fiscales mientras judicializa el caso». Esta noticia desató la filtración que desde hoy se juzga en el Supremo. Eran las 21.29 horas del 13 de marzo de 2024 cuando la información se pudo leer en la web de este diario, y al día siguiente quedó recogida en la versión en papel. García Ortiz, según el Alto Tribunal, inició a partir de esta noticia un «intercambio de comunicaciones para preparar una respuesta» -quería señalar que la defensa del novio de Ayuso ya había ofrecido antes a la Fiscalía un pacto-.
El 14 de marzo de 2024, la Fiscalía publicó una nota de prensa que, con el fin de aclarar que fue el novio de Ayuso quien ofreció primero el pacto, contenía datos reservados de este, procedentes de los correos intercambiados entre su defensa y el Ministerio Público. La tarde siguiente, fuentes fiscales trasladaron a EL MUNDO que fue García Ortiz quien dio la instrucción directa para difundir aquel comunicado, en contra del criterio manifestado por la fiscal superior de Madrid, Almudena Lastra.
El 11 de mayo de 2024, EL MUNDO reveló cómo fueron las horas en las que, según diría luego el Tribunal Supremo, el fiscal general «entró en una dinámica de un frenético intercambio de comunicaciones». Este periódico contó las llamadas que se produjeron entre distintos fiscales -varios de ellos, llamados a testificar en el juicio que hoy comienza- y cómo llegaron a sacar de un partido de fútbol al fiscal del caso. Además, este diario dio a conocer más detalles de cómo García Ortiz presionó para publicar la nota de prensa que contenía datos confidenciales del novio de Ayuso.
Un mes y medio más tarde, EL MUNDO reveló la textualidad de los mensajes que García Ortiz envió la noche del 13 de marzo a la fiscal superior de Madrid, Almudena Lastra, para instarle a publicar la nota de prensa que contenía datos reservados del novio de Ayuso. «Si dejamos pasar el momento nos van a ganar el relato […]. Es imperativo sacarla [la nota]», escribió García Ortiz. Además, este periódico reveló que el fiscal general accedió la noche del 13 de marzo a los correos intercambiados entre la Fiscalía y la defensa del novio de Ayuso, incluido aquel cuya filtración hoy se juzga.
Al día siguiente de que el Tribunal Supremo acordara la apertura de una causa al fiscal general por un delito de revelación de secretos, EL MUNDO llevó esta noticia a abrir su portada en la versión en papel. García Ortiz se había convertido en el primer fiscal general del Estado imputado en democracia. Este periódico accedió a la resolución del Alto Tribunal y contó que el Supremo acordó abrir el procedimiento penal contra García Ortiz al considerarlo posible autor de la filtración investigada.
EL MUNDO publicó las conclusiones a las que llegó la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil en varios informes sobre el caso. En febrero de 2025, este diario contó que el Instituto Armado había descubierto que el fiscal general borró sus whatsapps «hasta en dos ocasiones» el día que el Tribunal Supremo le abrió una causa. García Ortiz negó haber querido ocultar datos y sostuvo que habitualmente borra contenido del móvil por seguridad.
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