<p class=»ue-c-article__paragraph»><strong>Sánchez </strong>tiene una fijación, los Presupuestos. Son su próximo plebiscito. Y la última bala de Junts. Todo parece muy extraño pero resulta natural: fluye. Cuando en 2016 el PSOE autorizó a Sánchez a explorar las posibilidades de una investidura con Podemos, excluyendo a ERC y sólo si incluía en la terna a Ciudadanos, Sánchez se juró venganza y masculló contra el partido. Sigue rumiándola y encara el 41º Congreso Federal de nuevo en clave de resistencia. Sevilla es su ciudadela, que flota y se sostiene en el barro. De momento le basta. En ese marzo de 2016, <strong>Iglesias </strong>se descolgó con unas exigencias que ni aquel Sánchez -en fase germinal, con el Comité Federal viviente y en contra y sólo un puñado de diputados afines- se podía permitir.</p>
!Será el suelo judicial bajo los pies de Sánchez, pero no la mayoría de la investidura, que es la mayoría de la moción. Conviene recordarlo porque una mayoría va trabada con la anterior: son la misma mayoría»
Sánchez tiene una fijación, los Presupuestos. Son su próximo plebiscito. Y la última bala de Junts. Todo parece muy extraño pero resulta natural: fluye. Cuando en 2016 el PSOE autorizó a Sánchez a explorar las posibilidades de una investidura con Podemos, excluyendo a ERC y sólo si incluía en la terna a Ciudadanos, Sánchez se juró venganza y masculló contra el partido. Sigue rumiándola y encara el 41º Congreso Federal de nuevo en clave de resiste
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