Turquía está concentrando fuerzas ―tropas y artillería― en la frontera con Siria en preparación para una posible ofensiva contra el territorio controlado por las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), que lideran milicias kurdas consideradas terroristas por Ankara. Así lo han dicho fuentes de Estados Unidos ―principal apoyo de las milicias kurdas― citadas por el diario The Wall Street Journal y lo han denunciado las propias FDS en un comunicado en el que señalan que “Turquía está preparada para lanzar una ofensiva en Kobane y Ain Issa”, muy cerca de la frontera.
Erdogan dice ante Von der Leyen que no permitirá que Siria “siga siendo un nido de terroristas” por la relación entre los combatientes kurdos y el grupo armado PKK
Turquía está concentrando fuerzas ―tropas y artillería― en la frontera con Siria en preparación para una posible ofensiva contra el territorio controlado por las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), que lideran milicias kurdas consideradas terroristas por Ankara. Así lo han dicho fuentes de Estados Unidos ―principal apoyo de las milicias kurdas― citadas por el diario The Wall Street Journal y lo han denunciado las propias FDS en un comunicado en el que señalan que “Turquía está preparada para lanzar una ofensiva en Kobane y Ain Issa”, muy cerca de la frontera.
Desde que, a finales de noviembre, se inició la ofensiva contra el régimen de El Asad, las facciones rebeldes controladas por Turquía y reunidas en torno al Ejército Nacional Sirio (ENS) han aprovechado para avanzar también sobre territorio controlado por las FDS, a las que han arrebatado, entre otras ciudades, Tel Rifat y Manbij. Estos avances han provocado que unas 80.000 personas fuesen desplazadas hacia las zonas en manos de las milicias kurdas, según Médicos Sin Fronteras.
Las Fuerzas Armadas turcas han retirado parte de los grandes bloques de hormigón que ejercen de muro entre los dos países, según explicó una fuente del ENS a EL PAÍS, lo que permitiría a las fuerzas turcas o del ENS atacar desde territorio turco. También aseguró que los soldados rusos desplegados en esta zona del norte de Siria desde el alto el fuego acordado en 2019 “han abandonado sus puestos”. Si bien esto último es posible que tenga que ver con el reciente repliegue ruso hacia las bases en las provincias costeras de Siria.
La fuente del ENS explicó a este diario que el objetivo que busca Turquía es arrinconar a las milicias kurdas en el extremo nororiental del país (Hasaka y Qamishli), pero que ello implicaría expulsar a las milicias kurdas de Kobane, una ciudad ya santa para las FDS por su resistencia frente a los yihadistas del Estado Islámico en 2014. De hecho, frente a Kobane es donde se está produciendo la concentración de tropas, según el The Wall Street Journal, diario que también cita a un alto funcionario estadounidense que asegura estar presionando a Ankara para que se “contenga”.
Las FDS están dominadas por las Unidades de Protección Popular (YPG, por sus siglas en kurdo), un grupo que forma parte del entramado del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), incluido en la lista de organizaciones terroristas de Turquía, Estados Unidos y la Unión Europea. De hecho, tras su reunión este martes con la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, afirmó que su país exige que Siria “deje ser un nido de terroristas”, tanto del Estado Islámico como del “PKK y sus extensiones”.
Tras conquistar Tel Rifat y Manbij, las televisiones turcas mostraron la amplia red de túneles que las FDS habían cavado en ambas localidades para defenderse. La fuente del ENS, que participó en esas ofensivas, cree que la situación en Kobane puede ser mucho más difícil porque eso es “el nido” de las milicias kurdas. “El objetivo es muy grande, pero la factura también puede ser muy alta [en bajas]”, explicó.
A través de la llamada Administración Autónoma del Norte y Este de Siria (AANES), un Gobierno paralelo al de Damasco, las FDS controlan casi el 40% del territorio del país, si bien es mayormente desierto. Desde la caída de Bachar el Asad, en varias localidades de mayoría árabe se han producido levantamientos contra las FDS y en una capital provincial, Deir Ezzor, han expulsado a las milicias kurdas. En otra gran ciudad, Raqa, que fue capital del Estado Islámico, ha habido grandes protestas y encontronazos para reintegrarse bajo el nuevo Gobierno en Damasco. En un intento por calmar los ánimos, la AANES ha izado la nueva bandera revolucionaria de Siria junto a la de su administración y ha enviado representantes a entrevistarse con los nuevos gobernantes.
De momento, las FDS han mostrado más confianza en Hayat Tahrir al Sham (HTS), el grupo islamista radical que lideró la ofensiva triunfal contra el régimen de El Asad, que en el ENS, al que acusan de ser “mercenarios de Turquía”. Tras la conquista de Alepo, la primera gran ciudad en caer en la ofensiva rebelde iniciada a finales de noviembre, HTS expulsó de la ciudad a una parte de las milicias del ENS tras encontronazos con las FDS, a las que permitió seguir controlando dos grandes distritos de Alepo, Seij Masud y Ashrafiyeh, en los que viven unas 200.000 personas. La situación en la ciudad, con todo, es tensa y se han producido varios incidentes en el check-point de entrada a estos barrios por disparos de francotiradores kurdos, con al menos un civil muerto, según dijeron vecinos de Alepo, pero este diario no pudo corroborarlo de manera independiente. También contribuye a la tensión la falta de agua corriente, que los habitantes de Alepo consideran tiene que ver con el control que ejercen las FDS en las presas y estaciones de bombeo sobre el río Éufrates.
Alexander McKeever, un analista especializado en el norte de Siria, escribe que en las localidades de mayoría árabe todavía bajo la AANES hay descontento con la gestión del Gobierno autónomo, especialmente por la implementación de un currículum basado en la ideología de Abdulá Ocalan (el fundador del PKK, encarcelado en Turquía desde 1999) y por el reclutamiento de locales para las FDS.
En algunos casos, este reclutamiento es forzoso. El domingo, en la delegación del Gobierno de Alepo, Hamad Hajj Dibo buscaba, con rostro de desesperación, ayuda de las nuevas autoridades para recuperar a su hija. Asegura que sus dos hijas, de 15 y 19 años, fueron “secuestradas” el año pasado en un control de las FDS en el barrio de Seij Masud, cuando iban a la escuela. La mayor logró escapar del centro de formación militar en el que las habían internado y relató al padre lo sucedido. Dibo explica que trató de convencer al partido PYD ―brazo político de las milicias kurdas― de que le devolviesen a la adolescente, pero fue apaleado por miembros del partido, y los funcionarios del antiguo régimen de El Asad le dijeron que tampoco podían ayudarle. Ahora, asegura, su hija pequeña ha sido trasladada a una academia militar de Hasaka donde “le están lavando el cerebro”.
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