<p class=»ue-c-article__paragraph»>Una bala de <strong>características muy particulares</strong> y las jugosas declaraciones esta semana de varios testigos que han desfilado por la <strong>Comandancia de Lleida</strong> están consiguiendo acercar a los Mossos D’Esquadra y a la Guardia Civil al autor material de la muerte el 25 de enero de 2022 del contrabandista Joan Coromina, asesinado de <strong>un tiro certero efectuado a más de 100 metros </strong>en una zona boscosa inaccesible de Lleida, en la Baronía de Rialb. </p>
Proyectiles hallados en el registro a la casa del comandante de la Benemérita coinciden con el empleado en el asesinato del contrabandista Joan Coromina en 2022 y cercan, junto a nuevos testimonios, al autor material de los hechos
Una bala de características muy particulares y las jugosas declaraciones esta semana de varios testigos que han desfilado por la Comandancia de Lleida están consiguiendo acercar a los Mossos D’Esquadra y a la Guardia Civil al autor material de la muerte el 25 de enero de 2022 del contrabandista Joan Coromina, asesinado de un tiro certero efectuado a más de 100 metros en una zona boscosa inaccesible de Lleida, en la Baronía de Rialb.
La bala, que penetró en el pecho de Coromina cuando éste se disponía a comer una manzana a mediodía, quedó enterrada en el suelo y deteriorada después de traspasar el cuerpo de la víctima.
El asesino tuvo la precaución de guardar el casquillo del que salió el proyectil antes de abandonar el lugar, y éste último quedó predeciblemente deformado, como ha podido saber EL MUNDO de fuentes judiciales.
Pero la Policía Científica ha podido reconstruir sus características y en el registro en casa del presunto autor intelectual, el comandante de la Guardia Civil Francisco G. P., también en prisión, han aparecido balas parecidas.
Se trata en concreto de un proyectil de calibre 7,62, diseñado a mediados de 1950, y que estuvo muy en uso hasta los años 80 del pasado siglo.
Las dos vías, la bala y los testimonios, van aclarando el camino de la investigación hacia el autor material del disparo, una vez se da por establecido el cuadro de autoría intelectual con los tres encarcelados en prisión provisional por el juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 1 de Solsona.
El primero de ellos, según fuentes judiciales, es el comandante de la Guardia Civil Francisco G.P., ahora retirado pero que era responsable de la comandancia de Lleida en la época en que Coromina fue asesinado, y que sería quien concibió y dirigió el operativo criminal.
El segundo se llama Roger G., dueño de un taller en Cervera en el que presuntamente se muñeron algunos aspectos de la planificación del crimen. G. permanece en prisión también desde que se practicaron las detenciones, el 2 de septiembre pasado, acusado de ser el presunto inductor.
El tercero es Ramón Alsina, el tío de Marc Márquez, cuyo papel sería el de cómplice y encubridor. Alsina era, según fuentes judiciales, el mejor amigo del muerto -quien de hecho se había ido a vivir a Cervera alentado por Alsina-, y se le ha detectado en varias reuniones clave previas y posteriores al asesinato, además de tratando de ocultar los hechos y amedrentando a quienes pudieran aclarárselos a los investigadores.
Agentes de la Guardia Civil y de los Mossos d’Esquadra detuvieron en la mañana del martes 2 de septiembre en distintos puntos de Cataluña a Alsina, al comandante de la Benemérita y al dueño del taller, como principales implicados en el asesinato de Joan Coromina Estany, de 61 años.
Coromina, legalmente empresario con ramificaciones en lo inmobiliario, pero en realidad dedicado desde hacía décadas al contrabando según fuentes policiales, había dejado las tareas que estaba realizando en una finca de su propiedad perdida entre los bosques cuando alguien, presumiblemente un sicario, le disparó una sola vez, a más de 100 metros de distancia, y le acertó en el corazón.
El proyectil que le quitó la vida fue durante años la única pista sólida en manos de los Mossos d’Esquadra, y también de agentes de la Guardia Civil, que participaron en las pesquisas desde el principio al advertirse que Coromina, un hombre que en esos momentos era investigado por la Guardia Civil, alternaba con miembros del propio cuerpo.
Tres años y medio después, tras una compleja investigación que durante un par de años estuvo prácticamente parada, los agentes practicaron las detenciones. La hipótesis, como ha contado EL MUNDO, es que Coromina estaba siendo investigado en ese momento por la Guardia Civil por contrabando de tabaco, y había rechazado un ofrecimiento del comandante detenido para evitarle la investigación a cambio de 30.000 euros.
El temor a que la víctima terminara delatándoles aceleró la planificación del asesinato: si caía el guardia podrían caer todos los demás, presuntamente vinculados en la comisión de negocios ilegales, cuando no de delitos. Coromina, investigado por la GNR portuguesa, y a petición de esta por la Guardia Civil, se había convertido en un enorme riesgo para el grupo: había que eliminarle.
En las pesquisas ha emergido un papel central para el tío de Marc Márquez a la hora de ocultar los hechos y persuadir a otros para que los ocultaran. Al día siguiente del asesinato de Coromina, Alsina se fue al taller mecánico en que se tomaron varias de las decisiones, a departir largamente con G.
La investigación va reconstruyendo ahora los movimientos de los conjurados. Sólo queda determinar la autoría material. Las pesquisas, no obstante, continúan secretas por orden judicial.
España
