<p>En el Amazonas, en la Orinoquía del Pacífico, en la Guajira… Hasta en 15 estados de <strong>Colombia</strong>, donde «no hay agua, no hay luz, no hay nada». Hasta allí se ha desplazado <strong>Valentiana Agudelo</strong> (28 años) y el equipo de 25 profesionales de su <i>startup</i>, <strong>Save Heatlh.</strong> ¿Objetivo? Hacer llegar a las mujeres colombianas <i><strong>Julieta</strong></i>, un dispositivo que detecta anomalías mamarias (como quistes), y que puede ayudar en el diagnóstico precoz del cáncer mamario.</p>
Recibe el Premio Princesa de Girona Crea Empresa 2025 en reconocimiento a su labor en la prevención del cáncer de mama en Colombia
En el Amazonas, en la Orinoquía del Pacífico, en la Guajira… Hasta en 15 estados de Colombia, donde «no hay agua, no hay luz, no hay nada». Hasta allí se ha desplazado Valentiana Agudelo (28 años) y el equipo de la startup, Save Heatlh. ¿Objetivo? Hacer llegar a las mujeres colombianas Julieta, un dispositivo que detecta anomalías mamarias, y que puede ayudar en el diagnóstico precoz del cáncer de mama.
Un reto nada sencillo en un país donde las pruebas médicas no están al alcance de todos, y mucho menos de las mujeres, para quienes existe un doble déficit: de atención sanitaria y de educación. Llegar hasta ellas fue la semilla (allá en la época universitaria de Agudelo y sus mejores amigas) que luego derivó en Save Health. La investigación de las universitarias sobre temas «tabú» como la salud femenina se vio reforzada con la experiencia del cáncer de la madre de una de ellas, lo que les dio otro angular para el enfoque: «Nos encontramos con que no es tanto un problema médico. Los médicos saben cómo tratar el cáncer de mama, saben curarlo cuando tienen el tiempo para hacerlo. Ahí está la palabra clave: tiempo«.
En base a los datos de Colombia que Agudelo conoce de memoria (y que ella aplica a toda Latinoamérica), «la tasa de supervivencia de un cáncer de mama está por encima del 90%-95% cuando se detecta temprano. Pero cuando se detecta tarde, esa tasa de supervivencia baja al 30%». La empresaria responsabiliza de esa detección tardía a que las pruebas de diagnóstico en Colombia son complejas, caras, requieren infraestructura y personal especializado, o son dolorosas.
Todo ello alza barreras en un contexto cultural en el que las mujeres no están acostumbradas a prestar atención a su cuerpo, y tampoco son protagonistas de las investigaciones. «La mujer siempre es la que cuida el resto de la familia, pero no se cuida ella. En el caso de Latinoamérica, ha habido mucho más educación sobre el VIH y el cáncer de cuello uterino, que del cáncer de mama. Falta más educación sobre el tema. El autoexamen del seno es una prueba que muchas mujeres no saben realizarse. Nos tocamos poco. Deberíamos hacerlo más», señala Agudelo. Desde su perspectiva, hay poca investigación centrada en la salud femenina, a menudo olvidada en las muestras de investigación (que toman de referencia los resultados masculinos). «Hay más atención hacia la medicina femenina, pero falta muchísimo desarrollo. Las soluciones que tenemos en Colombia son las mismas desde hace 70 años. Falta explorar alternativas«, insiste Agudelo.
No hay alternativas porque no se las tiene en cuenta en los ensayos, y tampoco en la investigación. Por esta razón Agudelo recoge este premio con especial cariño, porque siente que tanto ella como sus compañeras de Save Health son la excepción: «En ciencia, en tecnología, en innovación… Las mujeres estamos ahí», explica. Y añade, entre risas: «En realidad, somos las que vamos a salvar el mundo y nadie lo sabe todavía».
Lo que empezó como un proyecto emprendedor parte de sus estudios de empresariales lo continuó la alianza con un laboratorio de desarrollos oncológicos y sus equipos de ingeniería, de biomédica y de medicina. Los principales obstáculos para la startup se concentraron ahí, en un sector tan regulado como es el de la tecnología de la salud: ensayos clínicos, criterios de protocolos en investigación, la supervisión… además de la falta de financiación propia de las startups. «Estuvimos seis años sin hacer ni una sola venta, sin un solo ingreso, todo con alianzas y negociaciones… Pero también ha sido un camino muy reconfortante, porque al final se ve el progreso de manera directa», insiste.
Este trayecto emprendedor, y la labor de su equipo de 25 profesionales (ingenieros mecánicos, informáticos, médicos…), han sido reconocidos con el Premio Princesa de Girona Internacional CreaEmpresa 2025, motivo por el cual Agudelo atiende a EL MUNDO en el Gran Teatro del Liceu de Barcelona, donde hoy se celebra la gala de entrega de los premios. Para Agudelo, el Premio es «un recordatorio de esto es un camino muy largo con mucha responsabilidad y de mucho valor, pero vamos haciéndolo bien». Al fin y al cabo, no deja de ser un proyecto de jóvenes queriendo cambiar el mundo, y como transmite la Fundación, un referente a partir de ahora. Algo que la hace feliz: «Quiero crear la comunidad que cambie el mundo. Eso es un movimiento de mucha gente, pero sí, yo estoy convencida que es momento de muchas transformaciones, y que además la tecnología lo permite hacer. Entonces, sí, yo voy a por todo».
Para la Fundación, se trata de «una solución tecnológica innovadora que responde a uno de los desafíos más urgentes en América Latina: el acceso limitado a servicios de salud en comunidades vulnerables» y contar con «con capacidad real de transformar vidas en contextos donde el sistema de salud no alcanza«.
Es el caso de las regiones más lejanas de Colombia. «Montamos un campamento en la mitad de la nada. Estamos allá dos días y las mujeres empiezan a acercarse a ver qué es esto… Y cuando menos lo pensamos, ya hay una fila de 200 mujeres esperando para hacerse la prueba», explica Agudelo. Como anécdota, la empresaria explica que a menudo tienen que aclarar a las visitantes que Julieta no es, en sí, una doctora, porque no la hay. Esta falta de presencia médica se suple a través de la Inteligencia Artificial. Julieta es un kit: un dispositivo con electros que se colocan sobre los pechos, y vía Bluetooth se conecta a una aplicación informática donde se recogen los datos y se envían los resultados. «Todo se hace de manera automática», explica, algo muy importante cuando no se tiene acceso a los médicos especialistas.
«Facilitamos la parte del acceso. No tienen que acercarse a ningún lugar, no tienen que desplazarse doce horas para ir a un examen… Pueden estar a 100 metros de su casa y hacerse la prueba en una farmacia, en un centro de salud, a domicilio…», explica. «La única manera de romper las barreras de acceso, es volverlo tan fácil que ya no hay excusas» señala también en relación al precio, que ronda (al cambio) los ocho euros, y al procedimiento, que tarda cerca de cinco minutos.
En la misma dirección apunta el futuro de Save Health. A raíz de la atención recibida por el Premio ha captado el interés de inversores en Colombia y una ronda de financiación de 1,5 millones de dólares. Agudelo explica que se centrarán en expandir el alcance de Julieta por Latinoamérica. No descartan, en un futuro, atender también a la salud masculina. «Si tenemos una Julieta para cáncer de seno, necesitamos un Romeo para cáncer de próstata», resume.
Por cierto, aclara Agudelo, Julieta no toma el nombre de la trágica protagonista de William Shakespeare, sino de Julieta Lanteri, quien «se dedicó toda la vida a llevar medicina a las mujeres en los lugares más recónditos de Argentina». Algo que esta empresaria ya está comprobando por sí misma, con los casos reales de un primer examen de mama, y la detección precoz de tumores.
Una oportunidad, como expresa, para contar con diagnósticos a tiempo e intentar frenar el cáncer. Y un cambio que quiere abrirse paso a muchos rincones del mundo.
Actualidad Económica