<p><strong>Idris Elba</strong> (Londres, 1972) es en sí mismo un ser mutante que excede su faceta de actor. Y hubo un día en el que lo fue por necesidad, pero ahora ya lo es por convencimiento. Antes de que<a href=»https://www.elmundo.es/papel/cultura/2022/04/24/6265226821efa0867e8b45e3.html»><i>The Wire</i> lo catapultara</a> hacia un progresivo estrellato plagado de cintas comerciales, de acción y de superhéroes, este británico, hijo de migrantes de Sierra Leona y Ghana, se paseaba por los clubes nocturnos de su país pinchando electrónica para pagarse sus estudios y para subsistir hasta que llegara un trabajo del que vivir.</p>
El actor protagoniza la comedia de acción ‘Jefes de Estado’ mientras en su país surgen los rumores de que podría ser el candidato laborista para Londres
Idris Elba (Londres, 1972) es en sí mismo un ser mutante que excede su faceta de actor. Y hubo un día en el que lo fue por necesidad, pero ahora ya lo es por convencimiento. Antes de queThe Wire lo catapultara hacia un progresivo estrellato plagado de cintas comerciales, de acción y de superhéroes, este británico, hijo de migrantes de Sierra Leona y Ghana, se paseaba por los clubes nocturnos de su país pinchando electrónica para pagarse sus estudios y para subsistir hasta que llegara un trabajo del que vivir.
Hoy, el británico es uno de los principales rostros del cine mainstream y, al mismo tiempo, la noche y la electrónica siguen estando presentes en su vida. De nuevo lo mutante. Porque Idris Elba tiene fijadas para este verano fechas como Dj en su país natal y hoy aterriza en el catálogo de Prime Video con su última película, Jefes de Estado. Una comedia de acción en la que se convierte en primer ministro de Reino Unido -John Cena le acompaña como un presidente tiktoker de los Estados Unidos- con el objetivo de salvar el mundo. Por supuesto después de un millón de explosiones en aviones, coches oficiales, edificios gubernamentales…; de peleas con una organización criminal extranjera que intenta acabar con las dos figuras políticas protagónicas; de un romance con una agente del MI6 -interpretada por Priyanka Chopra Jonas- que se ha visto interrumpido por sus ajetreadas vidas, y de otras tantas fugas inverosímiles por distintos países europeos.
«Ya sabéis chicos, a partir de ahora podéis dirigiros a mí como primer ministro», arranca el actor en un encuentro online con medios internacionales, haciendo gala de su socarrona ironía británica que aún se potencia más con su acento londinense. «Obviamente esta película tiene paralelismos con lo que es la vida, todos pensamos en quién nos puede llegar a gobernar y quién no. Pero en última instancia, esta es una historia de seres humanos en situaciones increíbles que está diseñada para entretener», esquiva Elba el primer intento de hablar sobre la política global.
Sin embargo, la vinculación con la política de su país no le es ajena al actor. Elba se reunió el pasado mes de septiembre con el actual primer ministro británico, Keith Starmer, y con familiares de víctimas por ataques de arma blanca en Downing Street. En aquel encuentro, el intérprete presentó un proyecto para frenar la compra de puñales, machetes y todo tipo de armas blancas a través de internet. Incluso, este mismo mes de marzo, el diario The Sun publicaba que su nombre era uno de los que manejaban en el Partido Laborista para sustituir a Sadiq Khan en la carrera por la alcaldía de Londres en las elecciones de 2028.
«Los seres humanos necesitan orientación, y eso viene en forma de gobierno. Sólo porque seas actor no implica que no estés cualificado para gobernar un país o guiar a la población», asegura el británico al ser preguntado por la percepción que tiene de que haya actores que ocupen cargos políticos. «Me encanta esa idea. He visto a futbolistas y cómicos convertirse en jefes de Estado y estoy a favor. Si diriges con integridad y sentido común puedes guiar a tu país», incide Elba. Que, eso sí, descarta que un candidato como el que interpreta su compañero John Cena, obsesionado con las redes sociales, con su imagen pública y que desprecia los principios básicos de la política institucional pueda ser el óptimo. «No siento que pueda ser el mejor candidato. Pero, en última instancia, yo votaría a John. No hay duda de que sería genial», apunta.
Porque, aunque la relación de los dirigentes Sam Clarke y Will Derringer sea tensa en la ficción, la de quienes los interpretan ha sido muy fluida en la vida real. «Trabajar con John fue muy divertido, es un verdadero profesional que te ayuda a ser gracioso. Porque él es naturalmente gracioso», afirma Elba, que también contó con la ayuda de su colega para las escenas de acción. John Cena lleva 27 años vinculado a la lucha libre, 24 en WWE donde es el luchador con más títulos mundiales de la historia de la compañía. «Verme luchando contra siete tipos fue un reto, pero John tiene una fantástica memoria natural para la coreografía de lucha. Aprendíamos la lucha un lunes y rodábamos el martes, el miércoles y el jueves. Aprendíamos otra lucha el jueves y grabábamos el viernes y el sábado. Cuando ves a alguien como él hacerlo, con la experiencia que tiene, hace que todo el mundo intensifique su trabajo».
Tampoco es que el cine de acción le sea ajeno a Idris Elba. Solo en los últimos años ha estado entre los protagonistas de Escuadrón suicida, Beast o la segunda entrega de Tyler Rake. Y buena parte de su carrera ha estado atravesada por proyectos vinculados al género. «Este proyecto en realidad fue como recibir una paliza», detalla el actor. Y sigue: «Cuando hablamos de acción a gran escala, como en esta película, a la gente le genera cierta ansiedad. Pero aquí puedes reírte. Los personajes son divertidos, se encuentran con situaciones divertidas. Y eso siempre es una buena mezcla».
Aunque, en un primer momento, cuesta imaginar que su personaje pueda identificarse con la diversión. Sam Clarke es un primer ministro centrado únicamente en la política y con la rectitud como método de acción. Hasta que se ve inmerso en una explosión del avión presidencial, en otras tantas deflagraciones y hasta en un asalto con armas de fuego a la sede de las Naciones Unidos. Y la pregunta: ¿de dónde ha salido la preparación para ese primer ministro británico con alma de justiciero? «He tenido la suerte de estar en una sala con varios jefes de Estado debido a mi trabajo filantrópico. Y me he fijado en algunos de los patrones de comportamiento. Me gusta ver a algunas de las cosas a las que tienen que prestar atención, cómo se mueven, cómo hablan, cómo se comunican. He tomado algunas de esas experiencias y las he volcado en mi preparación».
Por si algún día más las necesita.
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