<p>En la caja de una solución para aliviar la irritación ocular o en el envase de pastillas para ayudar a conciliar el sueño. En ambas, el lector puede encontrar la misma enseña: <strong>Esteve</strong>. La huella de estos laboratorios catalanes también llega a tratamientos de las enfermedades de mayor gravedad, como la diabetes, el Párkinson o el cáncer. En total, en 2024 llegaron a los <strong>8 millones de pacientes</strong> en <strong>22 áreas terapéuticas</strong> distintas.</p>
Los laboratorios renunciaron a su línea de tratamientos genéricos en 2019 para apostar por una mayor especialización, con la que ahora cubren 22 áreas terapéuticas
En la caja de una solución para aliviar la irritación ocular o en el envase de pastillas para ayudar a conciliar el sueño. En ambas, el lector puede encontrar la misma enseña: Esteve. La huella de estos laboratorios catalanes también llega a tratamientos de las enfermedades de mayor gravedad, como la diabetes, el Párkinson o el cáncer. En total, en 2024 llegaron a los 8 millones de pacientes en 22 áreas terapéuticas distintas.
Queda poco del laboratorio que abrió Antoni Esteve en 1929 en Manresa (Barcelona), y mucho menos de su pequeña farmacia en la planta inferior. La empresa familiar ha evolucionado en poco menos de un siglo para convertirse en una multinacional que, además de España, está presente enocho países (y que suponen el 75% de sus ventas); si bien, a través de sus más de 60 socios consigue que su distribución llegue a 55 países.
Esteve, aún así, mantiene sus lazos familiares: Albert Esteve es el presidente del Consejo de Administración de Laboratorios Esteve, y Jordi Esteve, consejero del grupo.
Desde 2018, la empresa barcelonesa queda en manos de Staffan Schüberg como consejero delegado. De origen sueco, su llegada en pleno movimiento independentista no le causó graves estragos, porque Esteve mantuvo (y mantendrá) su sede principal en la Zona Franca de la Ciudad Condal. Schüberg ve «un impulso positivo» en el hecho de que muchos de sus competidores mundiales se hayan trasladado recientemente a Barcelona. «Es estupendo, porque significa que ahora tenemos una infraestructura que nos permite trasladar talento a la ciudad y contratar personal para la industria. Todas las señales que he visto desde 2018 hasta ahora solo demuestran que esto va en la dirección correcta», explica a Actualidad Económica antes de destacar la aparición de nuevas empresas de biotecnología, una mayor inversión de los fondos en las empresas regionales, o la llegada de gigantes como AstraZeneca a la ciudad.
El propio aterrizaje de Schüberg marcó una nueva etapa en los laboratorios catalanes y repercutió directamente en su estrategia. Por un lado, en 2019 Esteve renunció a su línea de genéricos para centrarse en productos para enfermedades y tratamientos concretos. Esta venta de su filial de genéricos a Towa Pharmaceuticals le aportó 320 millones. «No puedes ser Zara y Gucci al mismo tiempo«, explica Schüberg. «Los genéricos son como Zara, se trata de crear volumen, y asegurarte de que estás presionando los precios y que consigues tantos clientes como puedas. Nuestras líneas de servicio de CDMO y farmacéutica especializada se parecen más a Gucci, porque tienes pocos pacientes, pero los estás cuidando. Tu nivel de servicios es muy alto. Y tratar de manejar ambas dimensiones es muy difícil».
Y es que otro cambio estratégico, a raíz de 2019, fue dividir el modelo de negocio de los laboratorios en dos ejes: la línea farmacéutica (Farma) y la línea de CDMO (Contract Development and Manufacturing Organization). En el caso de la farmacéutica, el foco está en los medicamentos de alta especialización, que en 2024 generaron unos ingresos netos de 300 millones. Dentro de su portafolio se incluyen tratamientos para áreas tales como endocrinología (Metopirone), oncología (Lysodren), salud ocular (Aquoral), trastornos del sueño (Dormidina) o el cuidado de la piel en los casos de picaduras de insectos (Afterbite), entre otros.
En el caso del CDMO, se trata de una línea centrada en el desarrollo y fabricación de principios activos; esto es, la sustancia principal de un medicamento que lo hace apto para un tratamiento u otro (y unos ingresos netos de 443 millones de euros en 2024). Schüberg lo ejemplifica de la siguiente forma: «CDMO es producir para otras compañías. Una farmacéutica puede llamarnos y decir «¿puedes producir esta fórmula química para mi fármaco?». Les hacemos una propuesta con un método, y un plazo, y lo hacemos». En alarde de su servicio, el CEO asegura que Esteve nunca ha suspendido una inspección, y que se adaptan a su cliente con total flexibilidad.
Desde la reconfiguración del negocio los ingresos netos de Esteve han aumentado de media un 11%, mientras que el ebitda ajustado lo ha hecho un 23% , según datos de la compañía. «Ambos negocios están creciendo», asegura el CEO, que sin embargo reconoce la dificultad en el crecimiento desigual de CDMO (disminuyó sus ingresos netos un 0,7% en 2024) y Farmacia (los aumentó un 15%). «Cuando el CDMO estaba creciendo a doble dígito, Farma tuvo dificultades y hubo que reciclar el portfolio. Y cuando en 2024 Farma logró un impulso, tuvimos problemas con CDMO». Una doble vertiente que, como reconoce, «tiene sus cosas buenas y sus cosas malas».
Con todo, la farmacéutica encara el ejercicio de 2025 con optimismo, satisfecha con los resultados de 2024 donde sus ingresos netos fueron de 744 millones de euros (un aumento del 5% respecto al año anterior), y su beneficio neto creció un 24%, hasta los 75 millones de euros. También hubo crecidas en su plantilla global, siendo la más numerosa la española, con 1.316 empleados (sumó 100 trabajadores).
En el pasado ejercicio también se produjo el último cambio inorgánico de la compañía: la adquisición de la firma HA Pharma Rare Disease, especializada en el tratamiento de las enfermedades raras.
Esteve tiene un gran volumen, pero también gran presencia internacional, lo cual no es fácil de digerir. Para Schüberg, los retos de las farmacéuticas van en una dirección, que no es el proceso de regulación o aprobación de medicamentos (porque este es globalmente complicado). No, el problema para el CEO el precio de los medicamentos. «Europa es un mercado donde son las administraciones con las que acuerdas el precio. Siempre intentan conseguir el precio más bajo, mientras que nosotros necesitamos un precio que sea significativo. Esta es siempre la lucha que tenemos en Europa. Y España no es diferente». No obstante, puntualiza que se sienten cómodos navegando en el sistema español, a pesar del conflicto que puede surgir entre administraciones por ver quién asume los costes sanitarios. La dificultad, recalca, se encuentra a nivel continental: el proceso de reembolso de medicamentos y tratamientos es «mucho más complicado en Europa que en EEUU, China, Latinoamérica...» porque «Europa no es una, Europa es todos los países individuales a la vez. Así que tenemos que acudir a las autoridades francesas para pactar un precio. Luego tengo que ir a las alemanas, a las italianas, a las españolas… Es un proceso muy engorroso, mientras que en EEUU voy inmediatamente a Medicare Medicaid, negocio con ellos, y es un proceso relativamente más rápido que el europeo. Y tienes procesos distintos: que el medicamento haya sido legalmente aprobado para venderse no significa que puedas hacerlo, porque necesitas un precio aprobado por las autoridades. Eso es lo realmente engorroso».
La confianza de Schüberg en el sistema americano choca con el temor generalizado internacional a la actual guerra arancelaria de Donald Trump, que ya ha situado en distintas ocasiones al sector farmacéutico en su punto de mira (arancelario). «Estoy preocupado por los aranceles, pero con la información que tenemos ahora mismo, no creo que el impacto sea significativo». La farmacéutica es una industria cuyos ciclos de actividad son largos, con lo que, en todo caso, Schüberg espera ver el efecto de la inestabilidad geopolítica en los próximos meses.
Actualidad Económica