<p>Fue una operación en <strong>dos fases</strong>. La primera tenía como objetivo apear a <strong>Susana Díaz</strong> de la Secretaría General del <a href=»https://www.elmundo.es/e/ps/psoe-partido-socialista-obrero-espanol.html»>PSOE</a> andaluz, liquidarla políticamente de una vez por todas, y la segunda, purgar el socialismo andaluz de todo lo que oliese a <i>susanismo</i>, asegurar el control de la mayor federación del partido y eliminar todo rastro de oposición a <a href=»https://www.elmundo.es/e/pe/pedro-sanchez.html»>Pedro Sánchez</a> de Despeñaperros para abajo.</p>
Ferraz, con Ábalos, Cerdán y Salazar, infló los censos no solo para que ganara Juan Espadas a Susana Díaz, también para tomar las agrupaciones rebeldes
Fue una operación en dos fases. La primera tenía como objetivo apear a Susana Díaz de la Secretaría General del PSOE andaluz, liquidarla políticamente de una vez por todas, y la segunda, purgar el socialismo andaluz de todo lo que oliese a susanismo, asegurar el control de la mayor federación del partido y eliminar todo rastro de oposición a Pedro Sánchez de Despeñaperros para abajo.
El primer propósito se logró en junio de 2021, en las primarias del PSOE-A que ganó, con el 55% de los votos, el entonces alcalde de Sevilla, Juan Espadas, el hombre designado por Sánchez para relevar a su íntima enemiga. El segundo se materializó algo más tarde, a finales de ese mismo año y comienzos del siguiente, mediante una purga en las direcciones de muchas agrupaciones que no se habían sometido a los deseos de Sánchez y habían apoyado, y seguían apoyando, a la ex presidenta de la Junta.
En los dos casos, los mismos protagonistas y la misma estrategia. José Luis Ábalos, Santos Cerdán y el recién dimitido Francisco Salazar, el protagonista de la enésima crisis en el PSOE, que renunció este sábado a todos sus cargos en la Ejecutiva Federal y en La Moncloa tras publicarse testimonios de supuesto acoso sexual. Los dos secretarios de Organización, ambos imputados por la trama corrupta de amaño de contratos y mordidas, fueron los grandes protagonistas y promotores del plan. Salazar, cuentan en el PSOE andaluz, también se implicó en los inicios, aunque ese año, 2021, fue el de su fugaz caída en desgracia, cuando fue apartado del núcleo de poder de Sánchez y enviado al Hipódromo de la Zarzuela, aunque pronto recuperó su influencia y en 2022 ya estaba de nuevo en la sala de máquinas monclovita.
El plan fue un éxito gracias a que, como denunciaron entonces los represaliados del susanismo, Ferraz infló los censos de militantes en agrupaciones y provincias. Se produjeron afiliaciones masivas, exprés y, en muchos casos, conjuntas de trabajadores que estaban a sueldo en empresas municipales controladas por Espadas y sus aliados. Así, se logró dar la vuelta a la relación de fuerzas que existía, a priori, en muchas provincias en las que Susana Díaz podía ganar las primarias, pero por una diferencia no demasiado abultada.
La idea era sencilla, pero efectiva: se rellenaban los censos de votantes afines a Espadas hasta desequilibrar la balanza a favor del ex alcalde sevillano. Sucedió, de acuerdo a las denuncias que se presentaron ante la dirección federal -y que sistemáticamente fueron ignoradas-, en provincias como Sevilla, Córdoba y Almería, donde Díaz no logró los apoyos que necesitaba en aquel proceso interno para elegir al candidato a la Presidencia de la Junta, concebido para acabar definitivamente con su liderazgo en Andalucía.
Espadas, el candidato de Sánchez, de Ábalos, de Cerdán y de Salazar, logró un 55,19% y ganó con contundencia a su rival en las provincias de Huelva, Sevilla, Cádiz, Jaén y Granada.
De acuerdo con las denuncias del equipo de Susana Díaz la dirección federal, fueron al menos 800 las afiliaciones exprés que promovieron, algunas con documentos que habrían sido falsificados y en contra del reglamento interno del propio Partido Socialista.
Después del verano, vencida ya la ex presidenta, y con Cerdán ya como secretario de Organización en sustitución de Ábalos, comenzó la segunda fase de la operación Andalucía. En agrupaciones en las que el susanismo seguía siendo fuerte, volvieron a producirse incorporaciones en masa de nuevos militantes, o traslados desde otras agrupaciones, con el objetivo, esta vez, de hacerse con el control de sus direcciones y purgar a los leales a la ex presidenta.
Es lo que sucedió, por ejemplo, en la agrupación socialista de la Macarena, en Sevilla capital, controlada hasta entonces por Carmelo Gómez, uno de los hombres de más confianza de Díaz.
Cerca de 70 afiliaciones nuevas se registraron en esta agrupación municipal en los últimos meses de 2021. Una parte fueron remitidas, directamente, por el Departamento de Atención a la Militancia y Censos del partido y otra parte apareció inscrita en la aplicación del Portal de Agrupaciones, sin que la dirección de la Macarena hubiese tenido conocimiento previo y, por lo que denunciaron después, sin justificación.
Las afiliaciones, en contra de lo establecido en los estatutos del PSOE, se produjeron fuera de plazo pero, casualmente, a tiempo para votar en la renovación de la dirección de esta agrupación, de la que salieron los susanistas. Pero es que, además, muchas de estas incorporaciones fueron de militantes que residían en otros puntos de la ciudad y a los que correspondían, por tanto, otras agrupaciones. Usaron, para afiliarse en la Macarena, certificados de empresas que, en no pocos casos, dependían o estaban subvencionadas por el Ayuntamiento de Sevilla, que gobernaba Espadas. Lipasam, la empresa municipal de limpiezas de la ciudad, fue una de ellas.
Los dirigentes susanistas impugnaron estas afiliaciones en enero de 2022 y denunciaron lo que calificaron como una «operación orquestada», señalando, a modo de prueba, que uno de los nuevos afiliados era la pareja de la secretaria de Administración de la agrupación, que era, además, concejal del Ayuntamiento de Sevilla de Espadas.
Que decenas de personas, residentes en distintos puntos de la ciudad, se pusieran de acuerdo para afiliarse en la Macarena fue, señalaron en el escrito enviado a Ferraz, en poder de este periódico, algo «insólito». Llegaron afiliaciones de militantes residentes en Manzanilla (Huelva), en Córdoba, en Dos Hermanas (Sevilla), en San Juan de Aznalfarache (Sevilla), La Rinconada (Sevilla), Espartinas (Sevilla), Gines (Sevilla), Alcalá de Guadaíra (Sevilla) y en otras agrupaciones de la capital.
Especialmente llamativa fue la afiliación de un vecino de la localidad sevillana de Castilleja de Guzmán, que en ese momento residía en Madrid y era trabajador del partido, según él mismo alardeó en redes sociales, en la sede del PSOE federal, en Ferraz.
Las denuncias y las quejas a la dirección federal, directamente a la Secretaría de Organización de Cerdán, se sucedieron tanto en 2021 como en 2022 en relación a las afiliaciones para las primarias y las que se produjeron con posterioridad para renovar las direcciones provinciales y locales del PSOE andaluz. Pero en todos los casos la respuesta fue o el silencio o el rechazo de los argumentos y el aval a las afiliaciones masivas y exprés.
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