<p>Es tan rutinario desgraciadamente en los informes de los técnicos de la Comisión Europea que en el último del pasado junio pasó inadvertido este apartado: «La contratación pública está considerada un área de alto riesgo de corrupción en España». Es el informe del llamado Semestre Económico que incluye las recomendaciones de la Comisión Europea para la mejora de las distintas economías de los estados miembros. Y el apartado referido a España sobre calidad institucional muestra datos que, cruzados con los que la propia Bruselas ofrecía en el informe de marzo de 2018, refleja una situación deprimente. La percepción de corrupción no es que haya mejorado con respecto a la ya muy elevada de la etapa de <strong>Mariano Rajoy </strong>tras el escándalo de Gürtel, es que ha empeorado, pese a la promesa de regeneración de la moción de censura de <strong>Pedro Sánchez</strong> de aquel año.</p>
La Comisión Europea mantiene «la contratación pública» española como «área de alto riesgo de corrupción» en un informe que es aún más negativo que en la ‘era Rajoy’.
Es tan rutinario desgraciadamente en los informes de los técnicos de la Comisión Europea que en el último del pasado junio pasó inadvertido este apartado: «La contratación pública está considerada un área de alto riesgo de corrupción en España».
Es el informe del llamado Semestre Europeo que incluye las recomendaciones de la Comisión Europea para la mejora de las distintas economías de los estados miembros. Y el apartado referido a España sobre calidad institucional muestra datos que, cruzados con los que la propia Bruselas ofrecía en el informe de marzo de 2018, refleja una situación deprimente. La percepción de corrupción no es que no haya mejorado con respecto a la ya muy elevada de la etapa de Mariano Rajoy tras el escándalo de Gürtel, es que ha empeorado, pese a la promesa de regeneración de la moción de censura de Pedro Sánchez de aquel año.
El resultado de la comparativa de ambos documentos de Bruselas es bochornoso. En su informe de 2018, la Comisión Europea señalaba: «La percepción de los ciudadanos y las empresas sobre la corrupción ha mejorado con respecto a 2013, pero permanece entre las más altas de la UE». Y añadía este dato del Eurobarómetro: «El 89% consideran que la corrupción está extendida en España, frente al 72% de la media de la UE (…) Para el 44% de los empresarios españoles, la corrupción es un problema para hacer negocios en España (34% es la media europea)».
Tras siete años del Gobierno de Sánchez, el informe de 2025 -elaborado antes de la entrada en prisión de Santos Cerdán– señala que «la construcción de grandes infraestructuras parecen ser un sector de alto riesgo de corrupción». Y da estas cifras: «En España, el 91% de las empresas creen que la corrupción está extendida (64% es la media europea); y el 51% que es un problema para hacer negocios (36% es la media de la UE)». Por tanto, la gangrena está incluso más extendida que en 2018.
Bruselas se remite al último Eurobarómetro al respecto en el que España aparece como el tercer país con mayor percepción de corrupción en los concursos públicos gestionados por la Administración Central. Nada menos que un 77% aseguran que es una lacra sólo por detrás de Chipre y Grecia, porque Bulgaria y Rumanía quedan mejor parados. Y a la pregunta sobre si hay juego sucio también en los concursos gestionados por las autoridades autonómicas y municipales las empresas españolas destacan también, pero no tanto. En este caso España está en el sexto puesto, por detrás de Chipre, Grecia, Bulgaria, Rumanía y Portugal. Por cierto, que en el informe referido a Chipre, la Comisión Europea resalta que, al menos, ese país está tomando «medidas específicas» de mejora de limpieza en los concursos públicos. De España no dice nada.
¿Se puede arreglar esto? El problema parece incluso cultural, porque, por ejemplo, aunque Cerdán negó en su declaración inicial del lunes ante el juez Leopoldo Puente el cobro de comisiones, sí admitió sin complejos otra forma de corrupción como si fuera lo más normal del mundo. Es cuando declaró abiertamente, como ha publicado este diario, que él presionaba al Ministerio de Transportes para que se priorizaran las obras de interés electoral para el PSOE. Si en Sant Feliu de Llobregat hay más votos en juego, hágase antes que una infraestructura en Teruel, según el perverso razonamiento de quien fuera mano derecha de Sánchez.
¿Hay modelos alternativos en Europa? El informe de la Comisión Europea resalta esto en el destinado a un país nórdico: «La contratación pública no es un área de riesgo en Dinamarca» y «la percepción de corrupción está muy por debajo de la media europea». «En Dinamarca, sólo el 17% de las empresas consideran que la corrupción está extendida en su país y solo el 6% creen que es un problema para hacer negocios». «Además, el 53% cree que al que soborna a un funcionario se le castiga adecuadamente». La media europea es del 31% y en España sólo el 15%.
Si la economía española crece por ahora más que las grandes del euro con esta lacra ¿dónde estaría a largo plazo a poco que se regenerara? «España afronta retos por la dimensión y complejidad de su regulación, sus cargas administrativas y los riesgos de corrupción», dice el informe europeo de 2025 sobre el marco para las empresas. Es decir, lo de siempre e incluso cada vez peor.
Actualidad Económica