Continúa Arabia Saudí expandiendo sus redes sobre el deporte de élite y, en ese sentido, más que jugoso el pastel del tenis, plataforma ideal para la proyección: globalidad, non-stop y constructor de leyendas y relatos históricos, amén de la envidiable estructura económica que lo articula. Es decir, dinero llama a dinero, y ahí que está el país de Oriente Medio profundizando y ganando cuota de mercado en uno y otro circuito, el de los chicos y el de las chicas, de la ATP a la WTA. Por mucho que se haya resistido, esta última también ha terminado sucumbiendo a los encantos petrolíferos que proceden del Golfo Pérsico y, en consecuencia, abriendo progresivamente la puerta a la entrada del capital árabe. Anuncia ahora una “iniciativa pionera” que “que brinda apoyo financiero y recursos integrales a las jugadoras para comenzar o ampliar sus familias”. Tiene nombres y apellidos: Fondo de Maternidad PIF WTA. Y he aquí la clave de las primeras siglas, el Fondo de Inversión Pública de los saudíes.
EL POLÉMICO REGRESO A CHINA
En 2021, la etiqueta #WhereIsPengShuai recorrió las redes sociales a raíz del caso de la tenista china, después de que denunciase a un alto cargo del Partido Comunista por haberla violado y de haber desaparecido luego durante tres semanas. Entonces, la WTA decidió cancelar todos los torneos en el país asiático hasta que se esclareciera el asunto y obtuviera la garantía de que la deportista estaba bien.
Se supo testimonialmente de Shuai, pero poco más. Ni rastro de la deportista en el plano mediático, más allá de que trascendiera la videollamada que mantuvo en 2022 con el presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), Thomas Bach. Tras 17 meses de boicot, la WTA decidió retornar a China, soporte económico esencial: nueve torneos anuales, casi 30 millones de euros en premios al año.
“Nos han asegurado que está a salvo”, alegó en abril de 2023 el presidente del organismo, el estadounidense Steve Simon. Hoy día, el calendario señala seis citas en suelo chino, a las que se añade las Finales de la Billie Jean King Cup, en Zhenzhen hasta 2027; la organización de esta última competición, no obstante, no depende de la WTA, sino de la Federación Internacional de Tenis (ITF).
La WTA lanza un fondo de ayuda a las jugadoras de la élite, financiado por Arabia y que contribuye a la estrategia de “blanquear” al país, según Amnistía Internacional
Continúa Arabia Saudí expandiendo sus redes sobre el deporte de élite y, en ese sentido, más que jugoso el pastel del tenis, plataforma ideal para la proyección: globalidad, non-stop y constructor de leyendas y relatos históricos, amén de la envidiable estructura económica que lo articula. Es decir, dinero llama a dinero, y ahí que está el país de Oriente Medio profundizando y ganando cuota de mercado en uno y otro circuito, el de los chicos y el de las chicas, de la ATP a la WTA. Por mucho que se haya resistido, esta última también ha terminado sucumbiendo a los encantos petrolíferos que proceden del Golfo Pérsico y, en consecuencia, abriendo progresivamente la puerta a la entrada del capital árabe. Anuncia ahora una “iniciativa pionera” que “que brinda apoyo financiero y recursos integrales a las jugadoras para comenzar o ampliar sus familias”. Tiene nombres y apellidos: Fondo de Maternidad PIF WTA. Y he aquí la clave de las primeras siglas, el Fondo de Inversión Pública de los saudíes.
EL POLÉMICO REGRESO A CHINA
En 2021, la etiqueta #WhereIsPengShuai recorrió las redes sociales a raíz del caso de la tenista china, después de que denunciase a un alto cargo del Partido Comunista por haberla violado y de haber desaparecido luego durante tres semanas. Entonces, la WTA decidió cancelar todos los torneos en el país asiático hasta que se esclareciera el asunto y obtuviera la garantía de que la deportista estaba bien.
Se supo testimonialmente de Shuai, pero poco más. Ni rastro de la deportista en el plano mediático, más allá de que trascendiera la videollamada que mantuvo en 2022 con el presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), Thomas Bach. Tras 17 meses de boicot, la WTA decidió retornar a China, soporte económico esencial: nueve torneos anuales, casi 30 millones de euros en premios al año.
“Nos han asegurado que está a salvo”, alegó en abril de 2023 el presidente del organismo, el estadounidense Steve Simon. Hoy día, el calendario señala seis citas en suelo chino, a las que se añade las Finales de la Billie Jean King Cup, en Zhenzhen hasta 2027; la organización de esta última competición, no obstante, no depende de la WTA, sino de la Federación Internacional de Tenis (ITF).
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