<p class=»ue-c-article__paragraph»>Las últimas elecciones generales mostraron una foto en la que el <a href=»https://www.elmundo.es/e/pp/pp-partido-popular.html»>PP</a> ganó la cita, pero el <a href=»https://www.elmundo.es/e/ps/psoe-partido-socialista-obrero-espanol.html»>PSOE</a> fue quien logró armar una mayoría para gobernar, gracias a que aguantó y no cayó como preveían algunas encuestas. En La Moncloa y en las mesas de todos los que se dedican a desentrañar la política saben que las mujeres fueron claves para evitar un gobierno de PP y <a href=»https://www.elmundo.es/e/vo/vox.html»>Vox</a>. Dicho de otra manera, el voto femenino fue quien sostuvo a <strong>Pedro Sánchez</strong>.</p>
Hace siete meses renunció a incorporar esta misma propuesta. El PP es ahora el partido preferido de las mujeres según los sondeos
Las últimas elecciones generales mostraron una foto en la que el PP ganó la cita, pero el PSOE fue quien logró armar una mayoría para gobernar, gracias a que aguantó y no cayó como preveían algunas encuestas. En La Moncloa y en las mesas de todos los que se dedican a desentrañar la política saben que las mujeres fueron claves para evitar un gobierno de PP y Vox. Dicho de otra manera, el voto femenino fue quien sostuvo a Pedro Sánchez.
Las mujeres representan el 60% del voto total socialista, según las tripas de los estudios que va publicando el CIS. Eso explica la intensa preocupación que hay en La Moncloa y en Ferraz por los audios de José Luis Ábalos y Koldo García hablando de prostitutas. Y que Sánchez anunciara ayer que se expulsará del partido a quien las contrate. «Es lo que más nos avergüenza», trasladan fuentes gubernamentales. El miedo tiene su base también en que las últimas encuestas y los datos que manejan en el complejo presidencial muestran un retroceso del voto femenino en el PSOE mientras crece en el PP.
El miedo a un gobierno del PP y Vox, presentar a Santiago Abascal como una persona que Alberto Núñez Feijóo no controlaba, y la alarma ante el retroceso que podría suponer para los derechos de las mujeres fue un mensaje que caló. «A un porcentaje muy significativo de mujeres, el mensaje del bloque de la derecha les produjo una respuesta emocional negativa, y seguramente un voto reactivo contrario al que perseguía el mensaje», concluye un estudio del Centro de Estudios Murciano de Opinión Pública. La apelación al voto de las mujeres fue una de las ideas fuerza de la campaña de Sánchez, que también repitió en los comicios europeos.
Mientras hace dos años el PSOE fue ganando cuota en el voto femenino mientras se acercaba el momento de las urnas, ahora presenta una fuga más que importante, como reflejan la última encuesta de Sigma Dos para EL MUNDO y la de 40dB para Prisa. En los comicios de julio, los socialistas sacaron ocho puntos al PP en el voto femenino. Hoy, los populares sacan 9,5 puntos de diferencia al PSOE entre las mujeres.
El vuelco es total. La hemorragia, preocupante. No sólo por la distancia, sino por la remontada del PP. De ahí que para tratar de contener esta vía de agua que sí puede hacer hundir el barco en las próximas elecciones -las mujeres pueden decidir quién gobierna-, Ferraz y La Moncloa se hayan arremangado para frenar la sangría en forma de medidas y anuncios.
En este contexto, Sánchez adelantó ayer el primero de los diques con los que va a tratar de contener el escándalo por la presunta trama de corrupción que salpica a sus dos últimos secretarios de Organización, Santos Cerdán y José Luis Ábalos, y, en este caso concreto, la derivada que afecta a la contratación de prostitutas: cambiará el Código Ético del PSOE para expulsar a los militantes que paguen por tener sexo.
El presidente hizo este anuncio en una reunión celebrada ayer a puerta cerrada en la sede de Ferraz (Madrid) con secretarias de Igualdad en los territorios y portavoces en las Cortes, previa al Comité Federal que tendrá lugar hoy, tras semanas de convulsión interna por la dimisión y entrada en prisión de quien hasta hace tres semanas fue el responsable del control del aparato del partido. Asistentas al encuentro consultadas por este periódico indican que ésa fue la única idea que les trasladó, que hubo pocas personas que tomaron la palabras y que «todas fueron para trasladar mensajes de apoyo». Lo que más les llamó la atención es que el presidente está «muy demacrado».
La expulsión de los militantes que «se sirvan de los servicios sexuales bajo pago, especialmente si ocupan algún cargo orgánico o institucional», fue una de las enmiendas al borrador de la ponencia marco del PSOE que se debatió en su Congreso Federal de finales de noviembre del año pasado. Al final se adoptó una medida punitiva en este sentido, pero muy descafeinada respecto a la propuesta inicial y de difícil aplicación.
En concreto, se incluyó en el artículo 82.5 de los Estatutos del partido, que establece que «se impondrá la sanción de expulsión a aquellos que hayan sido condenados por delito relacionado con la corrupción, la violencia contra las mujeres o contra la libertad sexual». «En la violencia contra las mujeres o la libertad sexual incluimos la prostitución», precisaron entonces en Ferraz.
Ahora sí se va a incorporar a las normas del partido la expulsión directa de los puteros a la que se renunció hace siete meses. Se hará mediante la introducción de un nuevo párrafo en al artículo 4.5 en el Código Ético en el figurará que el PSOE considera que «el sistema prostitucional es una expresión de violencia contra las mujeres incompatible con los principios de los derechos humanos y la ética democrática, ya que implica tratar a las mujeres como objetos o mercancías y no como sujetos de derechos».
«Nos declaramos abolicionistas de la prostitución porque defendemos un modelo social que luche por la desaparición de las causas que obligan a las mujeres a prostituirse, por ser incompatible con el modelo social que proponemos, de igualdad y de respeto a la dignidad de las personas, y de defensa de los derechos humanos de las mujeres», continúa el texto.
Y concluye: «Por ello, solicitar, aceptar u obtener un acto sexual de una persona a cambio de una remuneración se considera absolutamente incompatible con la militancia en el PSOE y los órganos federales tramitarán estos casos como una falta muy grave de acuerdo a los Estatutos Federales imponiendo, además, la máxima sanción, que es la expulsión del partido».
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