<p>En el pabellón 10 de Ifema el <i>dj </i>del <a href=»https://www.elmundo.es/e/pp/pp-partido-popular.html»>Partido Popular</a> lleva desde el viernes poniendo a bailar hasta a los de la última fila: temazos de <strong>Coldplay</strong>, <strong>Ramones </strong>o <strong>Mike Towers </strong>introducen a cada uno de los ponentes en el congreso más apacible que se recuerda en la derecha española. Un cónclave que huele a campaña. Decibelios y electricidad para el rearme que los propios <i>populares</i> contraponen a los acordes oscuros y lúgubres del «réquiem» que ya suena en Ferraz tras un «comité funeral», un «entierro político de cuerpo presente», un «velatorio» que augura que <a href=»https://www.elmundo.es/e/pe/pedro-sanchez.html»>Pedro Sánchez</a> «está tocado, herido de muerte en términos políticos».</p>
Juanma Moreno ve a Sánchez «herido de muerte»: «Es difícil que pueda superar el otoño»
En el pabellón 10 de Ifema el dj del Partido Popular lleva desde el viernes poniendo a bailar hasta a los de la última fila: temazos de Coldplay, Ramones o Mike Towers introducen a cada uno de los ponentes en el congreso más apacible que se recuerda en la derecha española. Un cónclave que huele a campaña. Decibelios y electricidad para el rearme que los propios populares contraponen a los acordes oscuros y lúgubres del «réquiem» que ya suena en Ferraz tras un «comité funeral», un «entierro político de cuerpo presente», un «velatorio» que augura que Pedro Sánchez «está tocado, herido de muerte en términos políticos».
Son expresiones empleadas en las últimas horas por importantes dirigentes del PP y que prueban la potencia con la que Alberto Núñez Feijóo prevé afrontar el corto plazo: con la previsión, como calcula el presidente andaluz, Juanma Moreno, de que Sánchez «no superará el otoño» como presidente del Gobierno.
Con ese plazo temporal y con la cota fijada en 10 millones de votos –dos millones más que los conseguidos en julio de 2023– trabajará el equipo directivo escogido por Feijóo y que hoy recibirá definitivamente el visto bueno del partido para echar a andar. Una cúpula «al ataque», como definen fuentes del partido, solidificada y afianzada en la base y afilada en las portavocías para convertir al PP en una máquina que «reconstruya el país», como prometió ayer Alberto Núñez Feijóo.
Una labor perfilada sobre el poder otorgado a Miguel Tellado, nuevo secretario general, y a Ester Muñoz, nueva portavoz en el Congreso, y complementado con el desembarco en el comité de dirección de figuras que redoblan el peso ideológico en la cúpula, como Alma Ezcurra, Jaime de los Santos o Alberto Nadal, que regresa a la primera línea tras ser secretario de Estado con Mariano Rajoy. Una dirección combativa y de tono duro en la que permanecen nombres de peso como Juan Bravo, Noelia Núñez, Elías Bendodo o Borja Sémper, que continuará como portavoz nacional del partido.
Ayer Feijóo confirmó además a Cayetana Álvarez de Toledo como miembro del comité ejecutivo –en el que más de la mitad de vocales se estrenan en el cargo orgánico– y designó a Cuca Gamarra –que abandona la secretaría general del partido– como vicesecretaria de regeneración institucional del PP. Nadie, ni los que entran ni los que salen del núcleo duro, van a quedarse parados en estos meses decisivos para España, avisó ayer Feijóo.
Hace apenas 48 horas en los cuadros populares eran incapaces de pronosticar la inercia con la que, cuando finalice este fin de semana, el principal partido de la derecha afrontará la segunda parte de la legislatura. Se auguraba que el comité federal del PSOE potenciaría la imagen de «unidad» en el PP, pero la renuncia ayer de Paco Salazar, hombre de confianza del presidente y parte del recambio de Santos Cerdán en Ferraz, tras recibir varias denuncias de acoso sexual, ha multiplicado la euforia entre los populares, que se ven lanzados contra un Sánchez agónico y completamente cercado por los escándalos políticos y judiciales.
Un tsunami que ya ha dejado, según el PP, «irreconocible» al PSOE, pero que la decisión de Sánchez de continuar –«el capitán del barco no se desentiende cuando hay mala mar», advirtió ayer el presidente– puede llevar a unos meses de «putrefacción» absoluta, como opina un alto mando territorial del PP. Tanto que la previsión que más se comparte entre los dirigentes del partido es la expresada por Juanma Moreno, que fijó en otoño el límite de un Ejecutivo cercado por las investigaciones, la debilidad parlamentaria y el temporal interno en el propio PSOE.
Así, el PP se consagra ahora, en base a esta cúpula y a un programa aprobado por unanimidad y sin prácticamente estridencias internas, como «la tabla de salvación de España», como vino a definir el presidente de Castilla y León, Alfonso Fernández-Mañueco. Es ésta la tarea que ha puesto Miguel Tellado a los cuadros populares en su mensaje de despedida, que inevitablemente sonó ayer a primer discurso como secretario general: «Visibilizar la debilidad de un Gobierno roto internamente, sin apoyo que lo sustente e incapaz de aprobar Presupuestos, que sólo logró armar una mayoría de conveniencia».
«La corrupción es la seña de identidad de este Gobierno», incidió Tellado en una declaración que prácticamente, aunque de diferentes formas, entronca las numerosas intervenciones en el congreso del PP. Mientras la reestructuración del PSOE se construye sobre un discurso de resistencia y renovación, no hay alto mando popular que no trate de alentar a militantes y dirección con la previsión de que más pronto que tarde España irá a las urnas. Si el viernes los ex presidentes José María Aznar y Mariano Rajoy calentaron el congreso, ayer fue la primera línea del PP europeo, encabezados por su presidente, Manfred Weber, los líderes de la delegación española, Dolors Montserrat y Esteban González Pons, y el primer ministro portugués, Luis Montenegro, los que animaron a Feijóo a, desde la centralidad y los valores europeos, «acabar con el Gobierno corrupto de Pedro Sánchez».
Tampoco faltaron las intervenciones de la presidenta de Nuevas Generaciones, Beatriz Fanjul; de la portavoz en el Senado, Alicia García; o de los equipos ponentes. También la del propio Feijóo, que presentó su decálogo de la decencia y fijó en 10 millones de votos el reto electoral del PP. Y todos los presidentes autonómicos y alcaldes de grandes ciudades, que aprovecharon para evidenciar a través de sus declaraciones a lo largo del día el «contraste» entre un PSOE de «velatorio» y un PP «más fuerte cada día». Un «espejo para confrontar y demostrar que esta es la alternativa», como reconoció el presidente murciano, Fernando López Miras.
Hoy, ya reafirmado como presidente del PP, Feijóo clausurará el congreso con un discurso más enfocado en Sánchez y menos en clave interna, como el de ayer. Justo antes intervendrá Isabel Díaz Ayuso, que a pesar del perfil bajo de los últimos días se espera que cargue las tintas en uno de los discursos más esperados del fin de semana.
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