<p>Si hay un negocio en el que la ley de la oferta y la demanda se aplique en toda su crudeza, ese es el de las VTC. Pero el sector ha hecho de su principal crítica virtud o, al menos, un arma de negociación para convencer a las administraciones de que deben conceder más licencias a empresas como Bolt, Uber o Cabify en Madrid, Barcelona o Málaga. Y es que en las grandes capitales españolas, las<strong> VTC aplican en promedio un 22% más sus tarifas máximas</strong> que en ciudades como Lisboa o París.</p>
Bolt y Cabify achacan al déficit de licencias una brecha que le cuesta al usuario 42 millones al año
Si hay un negocio en el que la ley de la oferta y la demanda se aplique en toda su crudeza, ese es el de las VTC. Pero el sector ha hecho de su principal crítica virtud o, al menos, un arma de negociación para convencer a las administraciones de que deben conceder más licencias a empresas como Bolt, Uber o Cabify en Madrid, Barcelona o Málaga. Y es que en las grandes capitales españolas, las VTC aplican en promedio un 22% más sus tarifas máximas que en ciudades como Lisboa o París.
Estas plataformas no trabajan con precios cerrados, sino con tarifas dinámicas que suben o bajan función de factores externos, como la concentración de la demanda, la nocturnidad o, incluso, la meteorología. El kilómetro le sale al cliente un tanto por ciento más caro si el servicio se realiza de madrugada, si llueve, o si hay muchas peticiones en la zona, por ejemplo, a la salida de un partido de fútbol o de un macroconcierto.
Es lo que se conoce como multiplicador tarifario, una suerte de tasa que aplican las VTC en determinados momentos. Y, según un reciente informe elaborado conjuntamente por KPMG y Bolt, plataforma de movilidad de origen estonio, en las grandes urbes españolas hay hasta un 36% de horas en los que las VTC le aplican al viajero multiplicadores mayores a 1,2, es decir, cuando el precio al que paga la carrera es superior a 1,2 veces la tarifa base.
Barcelona registra el mayor desfase, con el 36% de horas en las que el precio del kilómetro experimenta un aumento de 1,2 veces o más. Le sigue muy de cerca Madrid, con el 33% del tiempo. En tercer lugar, se encuentra la Costa del Sol, con Málaga como buque insignia, donde un 19% del tiempo se fijan multiplicadores mayores a ese 1,2. El contraste con las dos capitales europeas vecinas es enorme.
«Lisboa y París tienen tarifas estables y solo se excede dicho umbral un 3% y un 11% de las horas, respectivamente», reza el informe. Aunque claramente de parte, el documento elaborado por la Big Four no esconde que de este sistema se deriva un notable sobrecoste para los viajeros de las áreas metropolitanas españolas, muy superior al que sufren los clientes de las ciudades europeas. De media, las VTC aplican tarifas punta un 22% más en la terna de ciudades españolas que en sus vecinas europeas.
A lo largo de un año, los usuarios de las VTC en España llegan a pagar alrededor de 41,8 millones de euros más que los de Lisboa o París, solo a causa de la aplicación de esos precios dinámicos. El informe calcula que conductores y plataformas pierden en conjunto más de 77 millones de ingresos potenciales al año, por la demanda no cubierta.
Preguntadas al respecto, fuentes oficiales de Cabify concluyen que las cifras recopiladas por Bolt, uno de sus mayores rivales, están «bien tiradas». «Las plataformas de VTC funcionan de forma semejante al avión o el tren, los precios fluctúan en función de muchas variables. Pero, a diferencia de otros sectores, aquí nunca se ha ocultado», defienden.
Bolt y Cabify coinciden en el diagnóstico: faltan licencias. Y aquí se desata el quién da más. Entre Madrid, Barcelona y Málaga suman actualmente 14.938 licencias VTC. Según el análisis de Bolt, en el escenario más conservador (para cubrir el 91% de la demanda) haría falta elevar esta cifra a 24.528, casi 9.600 permisos extra. En el escenario ambicioso (para una cobertura del 98%), la cifra asciende a 33.283, lo que implica conceder más de 18.300 licencias nuevas. Hace unos meses, un informe promovido por Cabify estimó que serían necesarias hasta 18.400 licencias adicionales de taxi y VTC solo en Madrid. Es decir, Bolt y Cabify pretenden que se otorguen permisos para más vehículos de todos los que hay ahora.
Hay un dato que refleja, de forma más prudente, la brecha en la relación oferta y demanda: la densidad de licencias de VTC y taxi por cada 1.000 habitantes. Según el informe de Bolt, las ratios de las urbes españolas también están a la cola. En Madrid es de 3,45; en Barcelona, de 2,53; y la Costa del Sol; de 2,82. Todas están muy por debajo de París (5,82) y Lisboa (8,46).
«En casi 45 años apenas se ha actualizado el número de licencias de taxi y VTC en Madrid y Barcelona, mientras que su población, su desarrollo urbanístico y sus necesidades han experimentado un notable crecimiento», enfatizan desde Cabify.
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