<p>La nueva cúpula del PSOE, con la que <a href=»https://www.elmundo.es/e/pe/pedro-sanchez.html»>Pedro Sánchez</a> pretende pasar página al escándalo de corrupción que ha noqueado al partido, es la antítesis del modelo que él mismo había promovido desde que se hizo con la Secretaría General. Hasta ahora, con José Luis Ábalos y con Santos Cerdán, la acumulación de poder era casi total en la figura del secretario de Organización. Tras destaparse la trama de corrupción, con amaño de contratos públicos y mordidas, la nueva cúpula del PSOE que será ratificada en el Comité Federal de este sábado es <strong>una enmienda</strong> al anterior modelo, con el poder orgánico repartido entre tres personas, <a href=»https://www.elmundo.es/comunidad-valenciana/2025/07/04/68678fdf21efa0410f8b458d.html»>Rebeca Torró</a>, Francisco Salazar y Borja Cabezón.</p>
La valenciana Rebeca Torró se repartirá el poder orgánico con Francisco Salazar y Borja Cabezón; Montse Mínguez, del PSC, será la portavoz
La nueva cúpula del PSOE, con la que Pedro Sánchez pretende pasar página al escándalo de corrupción que ha noqueado al partido, es la antítesis del modelo que él mismo había promovido desde que se hizo con la Secretaría General. Hasta ahora, con José Luis Ábalos y con Santos Cerdán, la acumulación de poder era casi total en la figura del secretario de Organización. Tras destaparse la trama de corrupción, con amaño de contratos públicos y mordidas, la nueva cúpula del PSOE que será ratificada en el Comité Federal de este sábado es una enmienda al anterior modelo, con el poder orgánico repartido entre tres personas, Rebeca Torró, Francisco Salazar y Borja Cabezón.
Los tres tienen en común que son de la máxima confianza del presidente del Gobierno, un triunvirato concebido tanto para lavar la imagen del PSOE como para impedir que una concentración excesiva de poder como la que dio lugar a la trama de Cerdán. De hecho, tanto Torró como Salazar son parte de ese ejecutivo. Pero los cambios van más allá e incluyen a la cara y la voz del partido, que a partir de ahora será la catalana Montse Mínguez y la almeriense Anabel Mateo escala a secretaria de Coordinación Territorial. Éste es el nuevo núcleo duro de Ferraz:
La sucesora de Santos Cerdán (con permisos de sus adjuntos) la ha encontrado Pedro Sánchez dentro de su gobierno, donde es secretaria de Estado de Industria, la número dos del ministerio por detrás de Jordi Hereu.
Nacida en Ontinyent (Valencia) en 1981, fue consejera de Política Territorial del gobierno autonómico de Ximo Puig y de esta etapa viene su principal sombra, ya que adjudicó contratos desde ese cargo a una de las empresas señaladas en la trama corrupta que se ha llevado por delante a Ábalos y a Cerdán. Puig la colocó, además, como portavoz del PSPV-PSOE en las Cortes tras el desembarco de Carlos Mazón y el PP en la Generalitat.
Quienes conocen bien a Torró dicen de ella que es fiel a su partido, incluso por encima de intereses personales, a pesar de que siempre se ha movido paradójicamente por libre. Hasta el punto de que parte de su equipo de confianza lo integran personas procedentes de las filas de Ciudadanos en la Comunidad Valenciana. Fuentes socialistas admiten que, de hecho, esta es ahora su gran ventaja: no tiene lastre orgánico.
Decidida y resolutiva, Torró ha sabido manejarse bien entre los entresijos del PSPV-PSOE. Siempre de la mano del oficialismo, pero nunca vinculada estrechamente a ninguna de las familias que históricamente se han disputado el poder en la federación valenciana. Pero, sobre todo, de Torró se destaca su capacidad de gestión en cada uno de los ámbitos o departamentos en los que ha caído.
La pandemia la confirmó para Puig como una gran gestora. La crisis por el coronavirus pilló a Torró como secretaria autonómica de Economía. La suerte quiso que, con el caos de las primeras semanas en el que todas las administraciones peleaban por conseguir mascarillas y material de protección en el mercado exterior, Torró conociese a un empresario chino. Se trataba de Chen Wu Keping, dueño de la empresa Comité Textil que tenía negocios en Ontinyent.
Conocido por todos como Paco Salazar, este veterano político sevillano lleva al lado de Pedro Sánchez (salvo un periodo de exilio) la mayor parte del tiempo que lleva ocupando la Presidencia del Gobierno. Actualmente desempeña el cargo de secretario general de Coordinación Institucional en La Moncloa, que compaginará con el de adjunto a la Secretaría de Organización a partir de este sábado. Anteriormente fue secretario general de Planificación Política, también en La Moncloa, y director adjunto de la Presidencia.
Solo abandonó el núcleo de confianza de Sánchez entre 2021 y 2022, cuando fue relegado a la presidencia del Hipódromo de la Zarzuela, algo que se interpretó como una caída en desgracia de la que no tardó en recuperarse y el presidente le rescató, al poco, de nuevo en La Moncloa. No solo eso, sino que le incluyó en la ejecutiva federal en el pasado congreso de Sevilla, nombrándole secretario de Análisis y Acción Electoral, un puesto que seguirá desempeñando.
Nacido en Montellano en 1968, fue alcalde de este municipio sevillano y luego diputado por la provincia de Sevilla durante tres legislaturas. Es licenciado en Ciencias Políticas por la UNED, ingeniero técnico agrícola por la Universidad de Sevilla y cuenta con un Máster en Gestión Medioambiental y un Curso de Alta Dirección de Instituciones Sociales por el Instituto San Telmo.
Conoció a Sánchez cuando ambos coincidieron en la órbita política de José Blanco, aunque él pertenecía a una generación más joven que la del hoy presidente. Desde entonces, este madrileño de 45 años siempre se ha considerado «de Pedro» y bajo su cobijo ha desarrollado su carrera en el ámbito público: fue director del Departamento de Asuntos Nacionales de Moncloa, embajador en Misión Especial para la Crisis Internacional del Covid y ahora consejero delegado de la Empresa Nacional de Innovación (ENISA).
En el terreno orgánico, Cabezón fue uno de los fichajes incorporados a la Ejecutiva Federal del PSOE en la renovación que se hizo en el Congreso de 2024 y es una de las cuatro personas que ha integrado la dirección colegiada transitoria de la Secretaría de Organización tras la salida de Cerdán. Considerado también como «protegido» de Felipe González, ha sido diputado de la Asamblea de Madrid e intentó, sin éxito, acceder a la Alcaldía de Majadahonda.
La catalana Montse Mínguez releva a Esther Peña en la portavocía del partido. Aunque hasta ahora su nombre no figuraba en la fila más visible, su trayectoria de los últimos años ya la situaba como una figura consolidada en el PSOE. Nacida en 1976 en Lérida, dio el salto a Madrid precisamente desde la política local, donde fue portavoz del PSC y teniente de alcalde en el Ayuntamiento, sin un paso previo por el Parlament. De hecho, fue una derrota en las primarias en Lérida lo que la llevó a las listas de las elecciones generales de 2019 y a la ejecutiva, en la que se mantuvo en la remodelación acometida por Pedro Sánchez en agosto 2022 como secretaria de Trabajo, Economía Social y Trabajo Autónomo.
Tras revalidar su escaño en el Congreso de los Diputados en los comicios de julio de 2023, actualmente ejerce de portavoz adjunta de la Junta de Portavoces y portavoz de la Comisión de Presupuestos. La portavocía del partido, la primera vez que recae en un miembro del PSC, le llega en un momento de especial complejidad y protagonismo.
También entró en la ejecutiva del PSOE en el Congreso Federal del año pasado, como secretaria de Municipios del Litoral, un puesto aparentemente menor pero que esta almeriense, nacida en Roquetas de Mar en 1989, se ha tomado muy en serio. De hecho, lleva por bandera el municipalismo, que ha practicado con fervor desde que debutó en la primera línea política. Asciende a secretaria de Coordinación Territorial.
En estos meses, desde que Sánchez la aupó a su dirección, se ha recorrido más de una veintena de municipios litorales en su afán de revindicar lo local, un ámbito político que conoce bien. Fue concejal en su pueblo, en Roquetas de Mar y también ha sido diputada provincial y coordinadora del Instituto Andaluz de la Juventud cuando el PSOE gobernaba en la Junta de Andalucía.
Aunque su vocación política empezó, realmente, en la universidad. Es Graduada en Administración y Dirección de Empresas por la Universidad de Almería (UAL), en la que fue responsable de la Oficina de Atención al Estudiante y miembro del Consejo de Gobierno. Está casada con Antonio Hernando.
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