<p class=»ue-c-article__paragraph»>El informe de la <strong>Unidad Central Operativa</strong> (UCO) de la <a href=»https://www.elmundo.es/e/gu/guardia-civil.html»>Guardia Civil</a> y la declaración de <a href=»https://www.elmundo.es/espana/santos-cerdan.html»>Santos Cerdán</a> en el <a href=»https://www.elmundo.es/e/tr/tribunal-supremo.html»>Tribunal Supremo</a> antes de entrar en la cárcel han desencadenado una serie de revelaciones que difuminan la línea entre el proyecto político y la operación de corrupción que han vertebrado el mandato de <a href=»https://www.elmundo.es/e/pe/pedro-sanchez.html»>Pedro Sánchez</a>.</p>
El líder ‘abertzale’ ratifica que el ex dirigente socialista y el empresario Antxon Alonso forjaron el apoyo clave de Bildu a Sánchez
El informe de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil y la declaración de Santos Cerdán en el Tribunal Supremo antes de entrar en la cárcel han desencadenado una serie de revelaciones que difuminan la línea entre el proyecto político y la operación de corrupción que han vertebrado el mandato de Pedro Sánchez.
El lunes, el ex secretario de Organización del PSOE situó con toda intención al empresario Antxon Alonso, socio suyo en la presunta trama, en los contactos clave para amarrar el apoyo de PNV y Bildu al Gobierno de Sánchez. Y, si bien el PNV niega la mayor, ayer Arnaldo Otegi apuntaló la credibilidad de ese relato: el dueño de Servinabar fue hace «ocho años» el engrasador de las conversaciones que convirtieron a socialistas y abertzales en leales colaboradores.
En una rueda de prensa, y tras guardar un largo silencio, el líder de Bildu aseguró que fue un amigo común el que le presentó a Alonso, nacido en Elgóibar como él. Con este empresario guipuzcoano se ha reunido, dijo, dos veces. En la primera cita, tras su salida de prisión -en 2016-, Alonso le trasladó que un dirigente del socialismo navarro quería hablar con él. En la segunda, Cerdán se bajó del coche del empresario, y en esa conversación fijaron «cuál iba a ser la vía de interlocución entre el PSOE y EH Bildu». Poco antes, en abril de 2015, Sánchez había dicho en una televisión navarra: «Con Bildu no vamos a pactar, si quiere se lo digo 20 veces».
«Yo he estado hablando ocho años con el PSOE sin que nadie se enterara», se vanaglorió Otegi. El diálogo fue fructífero. Desde entonces, la izquierda abertzale ha sido un socio imprescindible del PSOE en Navarra -facilitando las dos investiduras de María Chivite– y en la gobernación de España: permitió varias prórrogas del estado de alarma, ha apoyado tres Presupuestos Generales del Estado y en 2023 hizo posible la endiablada investidura de Sánchez. En este tiempo, a su vez, los socialistas consumaron una moción de censura que entregó a Bildu la alcaldía de Pamplona, y la gran mayoría de los presos de ETA están saliendo de las cárceles que ahora dirigen los socialistas vascos.
El caso Cerdán ha impactado lógicamente en el PSOE y en el Gobierno. También en el Ejecutivo de Chivite, ahijada política de Cerdán, y su partido. Pero la mancha no se detiene. La trama de amaños que el hombre de confianza de Pedro Sánchez y su amigo Antxon Alonso alumbraron presuntamente en Navarra salpica ya al PNV e incluso a los socialistas vascos.
En su explosiva declaración ante Leopoldo Puente, Santos Cerdán se presentó como la víctima de una «persecución política» por su labor como «arquitecto» de los «Gobiernos progresistas». Y, en lo que puede interpretarse como una amenaza tanto al Ejecutivo como a los partidos vascos que lo sostienen, precisó que el presunto corruptor Antxon Alonso no solo le abrió la puerta a Bildu, sino también al PNV, en este caso, para desbancar a Rajoy.
Aquel giro copernicano de los nacionalistas vascos, que acababan de aprobarle los Presupuestos al PP, como recordó Cerdán, fue la llave para que Sánchez llegara a La Moncloa. A preguntas de su abogado, abundó en detalles: dijo que en aquel mayo de 2018 él era el único mandatado por Sánchez para hablar con el PNV, y que para ello se sirvió de Alonso, «por su conocimiento y relación con los nacionalistas». «Al cabo de una semana», Cerdán entró en el despacho del líder del PSOE «para anunciarle que iba a ser presidente».
El pacto debía guardarse «en secreto» hasta que el PNV anunciara su decisión. Así ocurrió. Aquel 31 de mayo, por la mañana, el candidato Sánchez se comprometió desde la tribuna del Congreso a gobernar con los Presupuestos de Rajoy, que incluían 540 millones de euros en inversiones para el País Vasco. Por la tarde, desde esa misma tribuna, el entonces portavoz parlamentario Aitor Esteban desveló el histórico viraje del PNV.
La declaración de Cerdán ha causado un gran malestar en el partido, que el lunes salió rápidamente a desmentir la participación de Antxon Alonso en aquellas negociaciones. Lo que sí confirma el PNV es que, en los días previos a la moción, Esteban y Joseba Aurrekoetxea -histórico fontanero del partido- se reunieron con Cerdán y con José Luis Ábalos en Madrid. Hoy ambos están imputados por graves delitos de corrupción y uno de ellos está en la cárcel.
La conexión del PNV con la trama no se agota ahí. Por un lado, las primeras adjudicaciones sospechosas las realizó el Gobierno de Uxue Barkos, entonces líder de la marca del PNV en Navarra, Geroa Bai. En el foco se encuentra también el empresario Iñaki Alzaga, muy próximo al partido, que figura como socio de Antxon Alonso en otra de las empresas señaladas.
A todo ello se suma la comprensión que la Hacienda de Vizcaya, en manos del PNV, le ha dispensado al endeudadísimo Alejandro Hamlyn, el empresario vasco del sector de los hidrocarburos al que recurrió la fontanera de Cerdán, Leire Díez, en su operación para desprestigiar a la UCO.
La sombra de Cerdán ha llegado también al Partido Socialista de Euskadi (PSE) por varios frentes. Uno de ellos es el propio Gobierno autonómico, que comparte con el PNV. Ante la dimensión que ha tomado el caso, lehendakariImanol Pradales ha anunciado una auditoría de los contratos públicos firmados por el Ejecutivo vasco en la última década, en busca de posibles adjudicaciones a Servinabar o a otras empresas eventualmente vinculadas a la trama.
Se da la circunstancia de que los socialistas controlan la cartera de Transportes desde 2020: primero, con Iñaki Arriola (ex líder del PSE en Guipúzcoa, que en los cuatro años previos dirigió Vivienda y hoy integra el consejo de administración de Renfe Mercancías) y en la actualidad, con Susana García Chueca. Por ahora, esta última ha revelado que desde 2021 la constructora Acciona, vinculada a la trama, ha logrado cinco adjudicaciones de obras ferroviarias por un valor inicial de 189 millones de euros.
Más allá de la auditoría, el propio informe en el que la UCO situó a Cerdán al frente de la trama integrada por José Luis Ábalos y Koldo García también ha dirigido el foco hacia los socialistas vascos. En concreto, hacia su secretario de Organización, Miguel Ángel Morales.
Los investigadores exponen, a partir de las conversaciones grabadas, que en enero de 2021 Cerdán le preguntó al asesor del ministro si estaba pidiendo dinero a empresas «pequeñas» a cambio de adjudicarles contratos, al margen de las mordidas que él controlaba. El entonces coordinador territorial del PSOE le insiste en que le ha llegado «ruido» de «Aragón, Euskadi y Andalucía», y le pide explicaciones. «Euskadi es Morales», replica Koldo, «que el hijo de puta habla con Isabel [Pardo de Vera] directamente para conseguir las cosas».
Después de que Abc publicara que la UCO está rastreando el hilo entre Cerdán y Morales -a los que unía una buena relación-, el PSE salió ayer a descartar «de forma tajante» la participación de este último «en cualquier hecho relacionado» con los delitos investigados. El partido dice que la conversación de Morales con la presidenta de Adif se limitó a una reunión en el despacho de esta para acompañar a la entonces alcaldesa socialista de Pasajes, Izaskun Gómez, que estaba «interesada en tratar con ella» la renovación de la estación de esta localidad guipuzcoana.
«La gestión buscaba llamar la atención» de la hoy imputada Pardo de Vera «sobre la importancia del proyecto para el municipio», añade el PSE de Eneko Andueza. La «integridad» de su secretario de Organización, dicen, está fuera de toda duda.
MIGUEL ÁNGEL MORALES. A la derecha, el secretario de Organización del PSE (citado en el informe de la UCO), junto a la socialista Idoia Mendia, en una reunión con Iñigo Urkullu y Andoni Ortuzar en 2016.
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